Título: Aun parece que fue ayer...
Autor: WeBoy
Prólogo: Hace tiempo escribí esta historia, y ahora quiero compartirla con vosotros...
Solo ha pasado un mes desde que se fuera, y la echo de menos con la misma fuerza del primer dia.
Oigo su risa, su voz, siento su presencia, como si aun quisiera estar conmigo, como si de verdad pudiera saber lo que estoy sintiendo. Pero no. Solo es mi imaginación. Pero es tan bonito soñar despierto...
Aquel dia era otro más en la larga monotonía de la vida; estudios, aburridas tardes sin saber que hacer, en definitiva, todo aquello que nos acompañaría durante quien sabe cuanto tiempo. La tarde auguraba no muchas novedades, sino una rutina preestablecida no se sabe por quien, que incluía deambular por los centros comerciales de la zona sin objetivo fijo, como respondiendo a una llamada interior que nos hacia ver todos los escaparates, aun a sabiendas de no poder permitirnos gran cosa.
Nada ni nadie podia hacer pensar que la tarde mas amarga jamas vivida podria comenzar en ese momento.
No puedo culpar a aquel chavalillo de lo que ocurrió, fue una casualidad, fatídica como pocas, pero casualidad. Una casualidad que no deseo a nadie. Probablemente el chico solo queria unos durillos para pasar la tarde, quien sabe, o en el mejor de los casos robó para comer, es lo mismo. Aun resuenan en mi cabeza las pisadas sobre el asfalto mojado mientras corriamos para recuperar el bolso. El chiquillo era ágil, pero yo lo era más. Estaba a punto de atraparle cuando apenas alcancé a oir un claxon, seguido de un frenazo y un golpe seco. Detuve mi carrera; si habian atropellado a quien fuera, estaba claro que era mas urgente que un bolso. Volviéndome, no logre ver su silueta, lo cual hizo que un escalofrío recorriera mi columna. No, sería una desgraciada casualidad. Y asi fue.
Caí de rodillas al verla, su cuerpo junto a las ruedas delanteras. Me miraba, con una mirada que hizo saltar oscuras lagrimas de mis ojos. Parecia suplicar ayuda, parecia saber cual sería el final de esa situación. Mientras mis manos buscaban el teléfono movil en el bolsillo de la cazadora, ella intentó articular una palabra, acto que solo sirvió para aumentar su dolor e impotencia, y un leve hilillo de sangre brotó de la comisura de sus labios. -"No, no intentes hablar, enseguida te sacamos de aqui." Iluso.
Alguna vez habíamos hablado de qué haríamos en los ultimos instantes de nuestra vida, o de la vida del otro, y mientras las respuestas surgían, nos sonreíamos mutuamente, pensando que ese día era muy lejano, en el que nos vieramos ancianos, aún compartiendo nuestras vidas. Nadie te prepara ante la fatalidad.
Cuando la ambulancia llegó pasados unos minutos, que me parecieron horas, bajaron los medicos para subirla a la camilla. Ella aulló de dolor, un grito desgarrador como nunca había oido, y a continuación se desmayó. De camino al hospital, mientras los médicos intentaban despertarla, se le escapó la vida.
Todos hemos oído el pitido de la máquina que indica la caída de las constantes vitales. Cuando esas constantes son de un ser querido, el pitido se convierte en el centro de atención. La impotencia que se apodera de ti en el momento en que el pitido es contínuo es demoledora. Y ahí mismo, de camino a lo que pudiera haber sido el sitio donde hoy podría estar con ella, viendo la televisión y riéndonos de todo lo ocurrido, ahí fue donde murió.
Ains, siempre que leo esto me entristezco...
Bueno, comentare alguna cosa, que no se si ya lo hice con anterioridad en otra ocasion, pero que ahora leyendolo me ha surgido.
Realmente no sabemos cuando moriremos y realmente no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Creo que seria bueno tener presente historias como esta para disfrutar mas de la gente que nos acompaña cada dia en nuestra vida. Y sobretodo para disfrutarla mas la vida, porque no sabemos cuando sera nuestro ultimo dia.
Hace un tiempo lei un correo que decia que no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy porque puede que mañana noe stes aqui ya.
Cuando yo era pequeño siempre que tenia 2 caramelos, uno que me gustaba mas que otro, solia empezar por el que menos me gustaba y terminaba por el mas bueno. Sin embargo habia veces que despues de comerme el que me gustaba menos ya no queria mas. y me perdia el bueno, o tenia que ofrecer y me quedaba sin el bueno, o se me caia o... ahora intento empezar por lo que me gusta sin esperar.
un saludo
Cierto Ender. Con estas historias aprendes que es lo realmente importante en la vida. Quizas sea por eso que en ocasiones tienen que ocurrir. Es como aquello que decian ante los maestros de " la letra con sangre entra ".
Escrito por khaos a las 23 de Julio 2004 a las 01:29 PMSi. Pero creo que somos afortunados en poder pensar esto antes de que ocurra. Anteponernos a los acontecimientos y a poder ser actuar bien antes de que ocurra la catastofre. Y con un cuento como este, irreal, pero didactico, aprender una leccion de la vida. Y que no nos tenga que ocurrir realmente para aprender. Como desgraciadamente ocurre en el 99% de los casos, en los que la experiencia vivida es la que nos enseña... la letra con sangre entra
Escrito por EvilEnder a las 23 de Julio 2004 a las 02:31 PM